Amigos y enemigos del comercio

 



Si la democracia cuenta hoy con el apoyo de los amigos del comercio, no es porque el gran capital sea demócrata, sino porque la democracia les ofrece más consumidores que otro sistema político. Por el momento. 

Es una cuestión de cantidad. El día en que un totalitarismo les ofrezca más consumidores que la democracia, los amigos del comercio apoyarán a ese ―o a cualquier otro― totalitarismo. No es una cuestión de principios, sino de consecuencias. El mercado quiere consumidores, no demócratas. Y la consecuencia es el dinero, no la democracia, ni mucho menos los principios. 

Hoy, la mayoría de los consumidores quieren ser demócratas. Bien. A los amigos del comercio les parece bien. 

Cuando la mayoría de los consumidores se identifiquen con un totalitarismo, y sean mayoritariamente partidarios de un régimen totalitario, a los amigos del comercio les parecerá igual de bien. 

Los amigos del comercio no tienen prejuicios, a diferencia de la gente que los odia o los detesta, a la vez que los persigue y alimenta. Los amigos del comercio no tienen prejuicios ni ideología: tienen dinero. La ideología, como los prejuicios, se diseñan para ti. Para tu dieta y tu consumo habituales. Y para que te comportes como es debido, jugando a cambiar el mundo y todas esas cosillas.

Además de tener dinero, los amigos del comercio acostumbran a razonar mucho más y mejor que tú. Disponen de un racionalismo que con excesiva y arriesgada frecuencia sus enemigos ignoran.

La mayoría siempre gana. La razón viene, vuelve y se transforma después, una y otra vez, y se adapta, fácilmente, a lo que haga falta. Para eso están la prensa y la publicidad, el Derecho, las leyes, la filosofía, la religión y la política. La ciencia está mejor entre bastidores, circulando como un secreto más o menos bien guardado. La literatura... La literatura es mejor que se llame «escritura creativa», y que sea, como en los Estados Unidos de hoy, uno de esos ―naturalmente comerciales― géneros de autoayuda y autoengaño. Y todos contentos, es decir, felices. Es mejor que el Quijote siga siendo un libro incomprensible para los idealistas.

Los amigos del comercio no son idealistas. Idealista es el que ignora cómo funciona la realidad. 


Jesús G. Maestro



Amigos y enemigos del comercio
ante el fracaso de la democracia en el siglo XXI