El miedo es una experiencia psicológica que, causante de ansiedad, está provocada por la incapacidad de gestionar las consecuencias de determinados hechos ―reales o imaginarios― que escapan a nuestro conocimiento, poder y voluntad.
Esta incapacidad se manifiesta en situaciones habituales, inesperadas o recurrentes, y normalmente se supera o se evita. Pero, si no se dispone de facultades o recursos para superar un miedo recurrente, tal vez esta incapacidad puede proceder de una vulnerabilidad específica, que suele verse estimulada y potenciada por determinadas formas de conducta, exposición y relación, que nos sitúan en tiempos y espacios inconvenientes y peligrosos. Es el cronotopo maligno.
Indudablemente, el miedo es una reacción de alerta, que opera como un vector preventivo y defensivo, y que conviene gestionar y controlar lo antes posible. Cuando el miedo se convierte en una reacción que no logra sofocarse ni reorganizarse, puede desembocar en una experiencia patológica creciente.
Algo así debe evitarse ―o potenciarse, si el propósito es destruir a una sociedad o a una persona―, por la sencilla razón de que, si crece, destruye de forma perversa y enfermiza al sujeto ―o al colectivo gregario― que lo padece, le somete a voluntades ajenas y le inocula sentimientos de culpa que no le pertenecen.
Jesús G. Maestro