Libro digital
Crítica de la razón literaria
Vol. 12 · Parte IV · Tomo 3.
La literatura programática o imperativa es la genealogía literaria preferida por los totalitarismos. Es la literatura del futuro más inmediato, y reinará ―paradójicamente promovida por la democracia posmoderna― desde la segunda mitad del siglo XXI en un mundo globalizado por la Anglosfera. Es una «literatura fácil», en la que todo tipo de autores mediocres y colaboracionistas ad hoc pueden sentirse muy cómodos, y prematuramente promocionados. Es la literatura preferida por los intelectuales y por los filósofos. Y ―como hemos dicho― por los totalitarismos. Es la literatura más menospreciada y menos respetada por los escritores inteligentes, sus principales enemigos.
Ideología, pseudociencia, teología y tecnología propagandística son los saberes y recursos esenciales sobre los que se construye la literatura programática o imperativa, la cual tiene como objetivo neutralizar la desmitificación de la realidad, el uso crítico de la razón y la libertad de las ciencias. De muchos modos, la literatura programática o imperativa, que responde a un programa político y a un imperativo ideológico, religioso o propagandístico, se opone siempre a una literatura crítica o indicativa. Frente a esta última, la literatura programática o imperativa tiene su semilla en la sofística y su razón de ser en la destrucción de todo pensamiento crítico alternativo al propio. Con frecuencia, es una literatura fundamentalista.
Las literaturas que obedecen a programas e imperativos políticos e ideológicos son fuertemente propagandísticas, se orientan hacia la gestión de la mentira y la configuración de un tercer mundo semántico. Es una literatura próxima al Kitsch, y a la instauración de modelos de arte inalterables y ortodoxos, a fin de perpetuar un determinado tipo de sociedad cerrada. Habitualmente, postulan utopías y afirman desenlaces idealistas, pero siempre a partir de situaciones reales, de premisas tangibles, que se van transformando narrativa o teatralmente en idealismos absolutos, y completamente inoperantes. Pero «poéticamente» muy seductores. Las literaturas programáticas o imperativas construyen mundos humanamente inhabitables. Téngase en cuenta que este tipo de literatura es la única que Platón admite en su idealista, utópica y patibularia República. Es la literatura que fascina a filósofos, sacerdotes y posmodernos.
La literatura programática o imperativa remite al tercer estadio o etapa de la genealogía de la literatura, tal como se expone en la Crítica de la razón literaria (vol. 4, parte III, tomo 3). El primer y segundo estadios corresponden respectivamente a la literatura primitiva o dogmática (vol. 10) y a la literatura crítica o indicativa (vol. 11), y el último estadio remite a la literatura sofisticada o reconstructivista (vol. 13).
No lo olvides: si hay una literatura que niega la libertad, esa literatura es la programática o imperativa. Si te gusta, tuya será la segunda mitad del siglo XXI.