El siglo XXI sigue estudiando la literatura con teorías literarias de mediados del siglo XX





Y esta deficiencia no es cuestión baladí. La interpretación literaria de las últimas décadas refleja ante todo un agotamiento de la posmodernidad. 

La crítica a la metamorfoseada herencia de la Ilustración no ofrece nada nuevo desde hace lustros. 

La teoría literaria difundida durante los últimos años se manifiesta como un estertor de la retórica posmoderna que nos sitúa una y otra vez en el mismo callejón sin salida. 

Las musas de la ira parecen haber conducido la investigación sobre literatura, cultura, problemas intelectuales y políticos, hacia una guerra ideológica contra la imagen de Occidente que a día de hoy es ya completamente improductiva. 

El problema de los falsos problemas es que exigen soluciones también falsas.